Puede que usted no piense en bosques tropicales y en lagunas cuando piensa en México, pero quizá debería hacerlo.
Algunos de los lugares más hermosos a los que he viajado tenían climas húmedos y calurosos. Así que cuando llegué a Fairmont Mayakoba con el cabello pegado a la parte trasera de mi cuello, supe de inmediato que me encontraba en el paraíso. Estaba lloviendo y la selva zumbaba llena de vida mientras que las iguanas recorrían los senderos, los bebes cocodrilos descansaban en el agua y los coatíes (animales tipo mapache originarios de Centro y Sur América) se acurrucaban entre los árboles. Por un momento, pensé que había viajado equivocadamente a la selva amazónica. Pero en cambio, estaba en Mayakoba, un desarrollo de resorts en la Riviera Maya a tan solo 15 minutos de Playa del Carmen y 40 minutos del Aeropuerto Internacional de Cancún.
Adquirido a finales de la década de 1980 por OHL, Mayakoba evitó la típica construcción de resorts al estilo de Cancún. En lugar de construir edificios hacia arriba y de solo utilizar una estrecha franja de playa, los promotores aprovecharon la profundidad del bosque y la diversidad del paisaje. Mayakoba nació bajo una filosofía de diseño ecológico y con la misión de crear algo diferente, convirtiéndose en uno de los destinos turísticos más singulares en la Riviera Maya.
Mayakoba, que significa “la ciudad sobre el agua” en el idioma maya, a menudo es llamada “la Venecia de Yucatán”, con sus serpenteantes cauces de agua, en donde las lanchas eléctricas se utilizan para viajar a través del desarrollo y transportar a los huéspedes a sus habitaciones. El complejo ecológico está cubierto de una vegetación tropical espesa, manglares y seis millas de lagunas de agua dulce, tanta que uno casi se puede olvidar de las playas de arena blanca y del Mar Caribe que se encuentran frente a la costa, en donde también se encuentra el segundo arrecife de coral más grande del mundo, que se extiende desde Yucatán hasta Guatemala.
Andaz Mayakoba
El desarrollo privado, que es fácil de perdérselo si usted va por la carretera y se distrae durante un par de segundos, es el hogar de cuatro resorts de lujo—Andaz Mayakoba, Banyan Tree Mayakoba, Fairmont Mayakoba y Rosewood Mayakoba—junto con una plaza y espacio para eventos llamado El Pueblito que fue diseñado para imitar una tradicional plaza colonial mexicana. Quizá la amenidad más destaca es El Camaleón, el diverso campo de golf de 18 hoyos diseñado por Greg Norman y en donde se lleva a cabo el único evento de la PGA TOUR en México, el OHL Classic. La Jim McLean Golf School y El Camaleón Mayakoba Golf Club complementan el campo, que está cubierto de dunas de arena, manglares, cenotes y lagunas. Uno de los elementos más atractivos del desarrollo es la habilidad de tener acceso a las cuatro propiedades. Ha leído usted bien; los huéspedes de un resort tienen acceso completo a los otros tres, lo cual quiere decir que pueden comer y beber en 21 diferentes restaurantes, así como relajarse en numerosos spas, clubes de playa y piscinas. Y transportarse de uno a otro es fácil y cómodo; se ofrece transporte gratuito en shuttle a los huéspedes a través de todo el complejo, y cada resort se encuentra a tan solo unos minutos del siguiente.
Si estar en el paraíso con acceso a cuatro resorts no es suficiente para usted, entonces quizá debería viajar durante el evento anual Mayakoba Masters of Food, Wine & Golf, como lo hice yo. El evento de cuatro días se lleva a cabo durante un fin de semana e incluye un torneo de golf de dos días; degustaciones de comida, vino y licores; una clínica de golf; demostraciones de cocina; clases interactivas; múltiples fiestas tipo coctel; y la presencia de reconocidos chefs y sumilleres. Para comenzar el fin de semana, una fiesta de inauguración (más como una fiesta de lujo) repleta de tequila y chefs de alto nivel de todas partes del mundo preparando su propia versión de un taco inspirado en los sabores de su tierra natal. Yo, sin saber lo que me venía, me dirigí primero al puesto de Uruguay, en donde me dieron a probar un taco de lengua de vaca—para mi sorpresa, me gustó, aunque me costó trabajo reconocerlo. Los tres días restantes están repletos de comida, comida y más comida, con menús especiales de cinco tiempos disponibles en varios de los restaurantes del resort. Desde platillos casuales, como ceviche frente al mar, hasta platillos latinoamericanos más formales y carnosos y postres mexicanos en maridaje con vinos regionales, tequilas y cocteles artesanales. Aunque el precio del evento es elevado (los paquetes comienzan en US $1,299), usted fácilmente puede (y lo hará) comer y beber mucho más de lo que está pagando. En todo caso, esa es la idea de un viaje a México, ¿no le parece? La edición 2018 del Mayakoba Masters of Food, Wine & Golf se llevará del 26 al 29 de abril.
Rosewood Mayakoba
Resumen del Resort
Cada resort Mayakoba cuenta con un ambiente único. Así que, si necesita ayuda para decidir dónde hospedarse, siga leyendo.
Andaz Mayakoba: Como la propiedad más nueva del desarrollo Mayakoba, este resort de diseño contemporáneo cuenta con un ambiente joven, animado y vanguardista con una decoración moderna y atrevida. Este el hotel “de moda” en donde todos quieren ser vistos.
Banyan Tree Mayakoba: Para una experiencia más exótica, hospédese en Banyan Tree cuya hospitalidad asiática y amenidades tailandesas realmente evocan un ambiente oriental. Por no mencionar, que cada villa cuenta con su propia piscina privada.
Fairmont Mayakoba: El primero y el más grande de los cuatro resorts, Fairmont Mayakoba está ubicado en el centro del desarrollo y es perfecto para familias, ya que cuenta con un programa especial para niños, una piscina para niños y una variedad de actividades.
Rosewood Mayakoba: Si lo que usted busca es un viaje romántico, el ultra lujoso Rosewood Mayakoba ofrece un servicio de cinco estrellas con cada suite, incluyendo su propio mayordomo. El resort también ofrece un nivel de privacidad incomparable; cada suite es accesible a través de lancha y cuenta con su propio muelle.
Para aprender más, visite: mayakoba.com
Este artículo se publicó originalmente en la edición 2018 de la revista InMexico.