El Eco: Experimentando con Emoción

In Arquitectura y Diseño by Isabella Moreno

El Museo Experimental ” El Eco”, ha sido desde su construcción un lugar donde se expresa la Arquitectura en su forma más pura y humana. Se encuentra el material, la forma, la creatividad y la mente humana en un espacio. El primero experimento fue el mismo Edificio ubicado en la Calle de Sullivan #43 en la Ciudad de México. El corazón del proyecto desde su inicio  en 1953 fue: LA EMOCIÓN, hacer Arquitectura Emocional.

La historia comienza un año antes con el encuentro en la GAM del artista Mathias Goeritz y el empresario y mecenas Daniel Mont. A partir de este encuentro, Daniel Mont le comisionó a Goeritz crear un espacio en donde dialogaran los intereses comerciales del empresario con el espíritu vanguardista del artista, siendo un espacio experimental y el primero de su tipo en la Ciudad. Con la premisa de tener una libertad total, Mathias Goeritz creó  “El Eco”, la escultura penetrable; una plataforma para las artes sin precedentes en el contexto de arte mexicano e internacional de los años cincuenta.

El diseño arquitectónico se basó más en la poesía que en escuela de vectores y concreto. La disposición del espacio, el corredor principal, el patio exterior, los muros, vanos, techos y recintos llevan a los visitantes a explorar sus emociones. Fue un acto y espacio heroico en una etapa en donde el Funcionalismo era lo más sagrado, se basó en el “Manifiesto de la Arquitectura Emocional” (1954) inspirado en la experiencia religiosa y la arquitectura gótica y barroca.

La intervención plástica en el lugar sucedía de manera natural. La escultura de “La Serpiente” del patio, obra de  debía volverse parte del espacio, no un objeto dentro de él. Dialogaba y encajaba en el Patio de manera en que se mimetizaba con la experiencia total. La forma de construcción de los mismos muros no fue ortodoxa ni de algún modo académica: la misma persona era arquitecto, albañil y diseñador. Sin embargo el resultado es de un espacio sólido pero en constante movimiento; es un lugar multidisciplinario que no tiene espacio para la quietud, todo lo contrario; eterna creación y sentido intelectual y emocional es son los cimientos que crearon este espacio. Nunca dejó de entenderse que es un experimento  y no se disfraza de ninguna otra cosa: un experimento dentro de la arquitectura moderna con el objetivo de crear emociones al hombre.

Gran parte de la magia del lugar radica en la vida que ha tenido desde entonces. Iniciando como  un museo experimental, sin colección y con la intención de difusión el lenguaje general del arte se convirtió en restaurante, bar nocturno, teatro y espacio de actividad política. Con cada uso distinto, se vio modificada su estructura original como es el curso natural de cualquier espacio al vivir el cambio. En el año 2004 la UNAM compró el edificio, valorando el significado del espacio y su función. Se trabajó en restaurar el espacio en su forma original, convirtiéndolo de nuevo en la obra de arte que es el Eco. Reabrió sus puertas el 7 de septiembre del 2005, reconociendo el trabajo del talentoso y magnífico artista Mathias Goeritz y subrayando el valor de este espacio: un lugar de especulación y reflexión sobre el arte y sobretodo un espacio para experimentar y crear y sentir con emoción. Actualmente se utiliza para hacer exposiciones, presentaciones de libros, generar diálogo entre artistas y cumple con la función de ser un núcleo generador y expositivo de arte en al Ciudad de México. Sin lugar a dudas un espacio lleno de historia, corazón y misticismo arquitectónico.

 

 

 

 

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